domingo, 7 de octubre de 2012

Te das cuenta de todas las cosas que parecía que os unían solo os han ido separando poco a poco.
Te das cuenta de que en estos últimos veintiséis meses no ha cambiado nada.
Sigues mirándole con la misma sonrisa tonta del primer día, sigues buscando su mirada en la habitación para que descoloque tu mundo, sigues sonriendo después de cada beso.
No es el primer chico que te dice lo guapa que eres o lo mucho que te quiere, y tú eso lo sabes.
Pero lo que sí sabes es que es el primer chico que te mira como lo hace él.
Nunca viste unos ojos marrones que te miren tanto.
Y tú tampoco has mirado nunca a nadie como le miras a él.
Nunca habías mirado a una persona y habías visto en ella a la persona más maravillosa del mundo.
Nunca te pudiste olvidar de la manera en la que hablaba, de la manera en la que te cogía la mano disimuladamente mientras que tú te hacías la tonta pero solo pensabas en que nunca te soltara.
No te pudiste olvidar de vuestras miradas cruzadas de diez segundos, sí, esas, las mismas miradas cruzadas que pretendíais que los demás no notaran.
Nunca pudiste aprender que, tal vez y solo tal vez, ya sea demasiado tarde para darte cuenta de todas las cosas en las que piensas ahora. 
Nunca pudiste aprender a hacer las cosas en su momento.
Él nunca supo irse y hacer que te olvidaras de todo.