sábado, 8 de enero de 2011

Sé feliz.

Y en el momento que supo que no podía estar más triste, ni podía seguir llorando sin parar, fue cuando salió a la calle, y se dispuso a ser feliz, a sonreír sin que tuviera muy bien el motivo definido, sólo quería que esa triste línea que tenía formada en su boca, y esas ojeras, quedaran borradas. Una sonrisa, una carcajada, un brillo en la mirada. Sentir como el aire vuelve a rozar su piel, como esa risa la siente en su alma, y como su corazón bombea sangre purificada. Liberar los brazos al cielo y admirar la naturaleza, poder distinguir los colores que conlleva un paisaje de invierno.