sábado, 15 de enero de 2011

-Mírame a los ojos y dime que nunca te fuiste.
Mostró una sonrisa burlona y suspiró. Se giróSe fue por donde había venido. Suspiré. Lo que más me frustraba era el hecho de haberlo fastidiado todo en cuestión de unos malditos segundos. Alcé la vista por dónde se había ido, sólo quedaba un rastro de ceniza Lucky Strike y su colilla pisoteada en frente de mí. Él sabía que odiaba que fumase y quizá por eso cuando estaba conmigo me lo restregaba, dando caladas cada vez más fuertes. Pero ahora eso ya no importaba. Que fumase como un carretero y que acabasen corriendo litros de alcohol por sus venas era el mínimo de mis problemas. Le había dejado escapar cuando estaba a un palmo de mí. Sentía su aliento de Lucky Strike en mis narices, sólo faltaba ese impulso. Sólo. Y como un dandy inglés, con pitillo y copa en la misma mano, dejó una marca en mi corazón más negra que sus pupilas y su exquisito pelo negroPara siempre.